domingo, 4 de noviembre de 2012

ella

Ella está ahí, en el bosque
sus alas están rotas y sangran
su piel está sucia
sus ojos están dilatados
su respiración es profunda y agitada
su mano está llena de marcas de
tanto cargar aquella lampara
que quemaba con el mas mínimo roce.
Su figura, esculpida y preciosa
como ninguna otra
destellaba belleza en aquel lugar;
su corazón palpitaba al ritmo
del de un tigre que persigue
a su presa que intenta escapar
por su vida, tal y como lo hacía
el alma en ella.
Sin embargo estaba imperturbable,
su mirada no se enfocaba en nada
al igual que sus sentidos;
el viento trajo una gran cantidad
de hojas y ramas hacia nosotros
y ella ni parpadeó.
Me acerqué a ella tal y como lo hice
la primera vez que la vi
y a cada paso recordaba cada cosa
que sabía de ella
recordaba aquella sonrisa en el lago
aquel abrazo en el teatro,
aquel beso en la calle
pero no era suficiente ya que había algo
que no podía recordar
algo que me era impensable pensar
las palabras se repetían en mi mente
y las redundancias me percataban de
que estaba en lo cierto,
no recordaba aquello que era
fundamentalmente importante.
Cuando estuve lo suficientemente cerca
de ella, pude sentir el calor en
su respiración, agitada como nunca;
un ligero mechón le cubría
la cara, y cuidadosamente
lo aparté para ver en su
totalidad su hermosa cara.
Sus labios, rosa y perfectos
delicados como el resto de ella
los roce suavemente con mi mano
al quitar aquel mechón
para poder posar mi mano sobre su mejilla
y acariciarla.
su piel, suave como las nubes
estaba tan fría y pálida como la neblina
de aquellas altas montañas
que hace que los viajeros se pierdan
en tan hostil lugar.
Una lagrima descendió por su mejilla
lentamente, como un copo de nieve;
mi alma sangraba y yo moría
al verle así,
mis ojos querían huir
de tan desastrosa
vista, ya ella siempre
había sido la
mas perfecta y hermosa
vista que jamás
había presenciado
y que ahora era completamente distinta.
Quise abrazarla, pero me apartó
quise besarla, pero me apartó
quise decirle cuanto la amaba
pero me apartó.
Me apartó a una considerable distancia
y me observó
sus ojos se convirtieron en dos lanzas
que quemaban y se clavaban en mi
a cada mirada
pero ceso;
sus ojos se enternecieron
y me miró con grana afección
y comenzó a caminar hacia mi.
Ahora era yo quien se agitaba
mi corazón iba a explotar
mi mente pensaba lo mas rápido que
podía, y no me movía
permanecía inmobil
en aquel lugar donde ella me había puesto
se acercaba.
Cuando estaba tan cerca a mi
como cuando yo fui tras ella
se inclino en mi
y en llamas se incendió.
Pero al cabo de
unos cuantos
segundos, desapareció.

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