lunes, 28 de enero de 2013

Revelaciones...


29/1/13
Revelaciones de una noche
Primera Parte

Capítulo 1:
Encuentro.

Un estruendoso ruido me despertó y abrí con gran fuerza los ojos para poder observar que clase de objeto emitía ruido semejante. Pero menuda sorpresa me lleve al ver donde me encontraba.
Una habitación verde, con una cama suave y pequeña, verde también esta al igual que todo aquello que estaba a mi alrededor. Me preguntaba en que clase de lugar estaba, puesto que nunca había visto algo semejante. Ni en hospitales o escuelas y mucho  menos en prisiones. Pero comencé  preocuparme más por el sujeto de traje negro que me observaba sentado en una silla  a poco más de un metro de distancia.
Me miro y levanto una ceja diciendo : - se encuentra usted en la clínica privada del centro de investigación criminal.- hizo una pauta y continuó. - le hemos encontrado hace dos días, tirado y lleno de golpes en su casa de campo.
-¿Dónde se encuentra ella? Replique bruscamente interrumpiéndole- a lo que respondió :
Lamento decirle esto, pero la encontramos atada a una de las vigas de la casa, la han asesinado a golpes. Creemos que han sido ustedes víctimas de un asesino en serie. - hizo una pauta y me entrego un portafolio.
Lo tomé con cautela puesto que no entendía nada de lo que sucedía. Lo abrí y empecé leer:

Nombre : Lee
Apellido : Armstrong
Se busca por : Seis asesinatos múltiples…

A penas vi esto, comprendí las palabras del hombre de traje.
Me detuve y lo mire, buscando una explicación, pero este solo me dijo que descansara por ahora y fue así como simplemente se fue de aquel lugar.
El día pasó y varias enfermeras llegaron a l habitación, bien fuese para darme de comer, o darme varios medicamentos que jamás había consumido en toda mi vida. Pero no hubo noticia alguna de mi novia, o de aquel misterioso hombre.
El tiempo pasaba y deseaba con ansias el poder irme de aquel estresante lugar. Sentía como sí las paredes se acercasen lentamente hacia mi, como si intentasen aplastarme como a una mosca. Sin mencionar el aumento constante de la temperatura que incrementaba la agonía en aquella pequeña cama de la cual no me era permitido salir.
Y fue así como el día llego a su fin, cuando por fin el cansancio me venció y caí en profundos sueños.






Capítulo 2:
La mentira.

Al día siguiente me encontré nuevamente con aquel hombre, y este trajo consigo a un séquito de doctores, para ayudarme a recordar que había sucedido.
Una de las enfermeras, se acercó y me inyecto un líquido trasparente, el cual debería ayudarme a recordar lentamente aquello sucedido, o al menos  eso era lo que había entendido de las palabras de uno de los hombrecillos de bata.
Se suponía que tardaría unos cuantos minutos en hacer efecto, pero al cabo de unos cuantos segundos empecé a sentir un intenso dolor de cabeza y me desmaye, o eso pensé.
Sentí que había salido de mi cuerpo y veía todo en tercera persona, sin embargo el dolor se intensificó y comencé a ver el pasado:
(Noches atrás)
Era  medianoche y los pájaros revoloteaban entre aquellas vacías colinas llenas de penumbra, llenas de neblina, llenas de tristeza.
Se iluminaba solamente aquella pequeña casa, donde me encontraba refugiando de la tormenta que se avecinaba, un vendaval, un torbellino y grandes precipitaciones acabarían creando deslizamientos en aquella maldita colina. El fuego se extinguía, y me enfriaba poco a poco, como si muriera lentamente.
Mientras esto sucedía, me fije en su rostro, delicado como sí fuese una escultura en mármol, al igual que su piel. Sus ojos, intensamente azules resaltaban aún más palidez; y su cabello, castaño como los troncos de las acacias, y brillantes como sus finos labios, los cuales me hacían recordar lo hermosa que era. Y de cómo sería una lástima que muriera.
Se encontraba acurrucada, envuelta en varias cobijas y abrigos, al lado de la chimenea para no morir de frío. Sus ojos se perdían entre las llamas. Mientras esto sucedía, tome aquella pala que para revolcar las cenizas, y en silencio me levanté. Me acerque lentamente y con ambas manos levanté aquella pesada pieza de hierro. La apreté con seguridad y la lleve encima de mi.
Sabía que debía ser un golpe duro y conciso, para acabar con ella de manera rápida e indolora. Pero a medida que descendía rápidamente la pequeña pala y se unida sobre su delicada cabeza, pensaba en que haría. ¿Tomaría las llaves del coche e intentaría escapar en el?
Al acabar con ella, arrastre su cuerpo al sótano, y fue ahí cuando me vino la idea. No era la primera vez que esto sucedía, y podría aprovechar la ocasión para poner en marcha aquel rebuscado plan que en aquellas horas de alta soledad había creado. Por lo tanto decidí pasar a la fase uno.

Ahora lo entendía todo, aquella medicina era realmente mágica. Me hacia escuchar y vivir mis propias palabras, lo que me permitía ahora entender que era lo que sucedía.
Y podía decir sin ningún problema que la primera fase había funcionado a la maravilla. Ahora faltaba la segunda fase, una realmente importante.

Desperté rápidamente y vi a todos con caras de expectativa, como si esperasen que dijese algo, y les di lo que querían oír:
Ahora recuerdo lo que sucedió aquella noche. - hice una pequeña pausa para demostrar mi frágil estado ante la "ley" y continúe. - fue algo terrible, aquellas cosas que nos hizo aquel despiadado bastardo.
-¿Qué sucedió.? Replico uno de manera interesada.
-Fue una simple tarde, que poco a poco se convirtió en la peor velada de mi vida.
-Explíquese mejor- Replico otro.
-Comenzó todo con la tormenta, ciertamente no estábamos provistos para sobrevivir a algo del estilo, y fue por eso que salí a cortar leña para mantener viva la llama de la chimenea. Ya que sabía que eso nos ayudaría bastante ante las depravadas condiciones- Me detuve.
<<No puedo hablar así, pensé, puesto que debía sonar como una empobrecida victima que acababa de recordar algo que debía de llevarle directo al psiquiatra por secuelas>> Y fue así como proseguí.
Comencé a hablar lentamente y en voz quebradiza:
-       Tomé la pequeña taladora para cortar algunas ramas medianamente secas de unos pequeños arbustos que se encontraban no muy lejos. Le dije que me esperase y que preparase la comida mientras aún había electricidad, ya que sabía que durante la noche iba a fallar. Solo que no sospeché que ninguno de los dos necesitaría electricidad para aquella noche.
-¿Qué pretende decir con eso?- Replicó bruscamente aquel hombre vestido de negro, mostrándose impaciente por una respuesta.
-Me saltaré todos los detalles. Todo ocurrió cuando volví a la casa y vi que la puerta se encontraba abierta. Solté entonces las ramas que había cortado y me dispuse a buscarla, sin embargo me tomó varios minutos en percatarme que no estaba en la casa. A este punto empecé a alterarme, pero fue cuando escuché aquel grito que provenía del patio trasero, el cual no había revisado.
Llegué agitado y sin aliento, para poder ver aquella aterradora escena. Allí se encontraba ella, de rodillas observándome y llorando. Y aquella perturbadora figura.
-Era un hombre, ¿no es verdad?- dijo la única doctora- ¿Podría usted describírnoslo? Verá, creemos que han sido usted y su novia victimas de un asesino serial, al cual deseamos atrapar lo antes posible para que no vuelva a realizar sus atrocidades. Por lo tanto es necesario que nos de toda la información posible sobre este.
-De acuerdo- respondí con apariencia sorprendida por aquello que me decía- Aquel hombre, tenía una estatura promedio, podría decirse que era ligeramente más alto que yo. De contextura muscular y firme, sin duda alguien que frecuentaba el gimnasio o algo por el estilo. Su rostro era pálido, tan pálido como la muerte misma; y sus ojos, de color negro intenso, mostraban aquella endemoniada alma que posee. Sus facciones, rígidas y perturbadoras me carcomían el alma mientras pensaba que estaba por suceder.
Ella gritó de nuevo y el simplemente tomó con gran fuerza un objeto negro y le pegó en la cabeza, derribándola inmediatamente y me observó fijamente.
Sentía como si su mirada fuese hecha de afiladas dagas que cortaban mi garganta a cada segundo que pasaba observándome. Pero se detuvo y miró al piso, parecía agotado, temía.
De un momento otro emitió un extraño sonido y se dirigió hacia mi con gran velocidad. Llevaba consigo un bastón que agitó con gran fuerza para después golpearme con este en la cabeza; después de esto recuerdo despertar en la casa y verla a ella, sentada a unos cuantos metros de mi, hasta que oí un craqueo y miré, para darme la desagradable sorpresa que era este sujeto de nuevo, el cual me miró y me golpeó de nuevo.
Después de esto no recuerdo mas, hasta que desperté aquí.- Me detuve, aparenté estar agitado y pedí un vaso de agua para calmar la ansiedad.
Por la cara de los oyentes pude entender que mi historia había cumplido su propósito y que había acertado a la personalidad de aquel asesino que “andaba suelto últimamente”. En mí surgía una extraña sensación de picardía, al ver que no se daban cuenta que lo tenían al frente de sus narices.
-De acuerdo- replicó la doctora nuevamente- Su historia concuerda con las huellas e indicaciones que han encontrado los forenses-dijo dirigiéndose al hombre de traje y dijo:
Es mejor que lo dejen descansar y que lo lleven a protección apenas se recupere. Puede que el asesino quiera acabar lo que empezó. Bueno- dijo observándome – es mejor que descanse, ya después podrá ver a un psiquiatra y salir de aquí. Que tenga una buena tarde.
Seguido de esto salieron dicha doctora, el hombre de traje y todo el sequito de doctores.
Se quedó solo la enfermera que previamente me había inyectado y dijo:- Aquí tiene usted este pequeño dispositivo, solamente tiene que oprimir el botón cuando necesite algo. Sus heridas deberían sanar pronto y dentro de una hora o dos vendré a cambiarle los vendajes. Le dejaré aquí esta bandeja con comida, los doctores han dicho que se coma todo, y que por último se tome estas pastillas las cuales le ayudaran a calmar el dolor.
Si le hace falta algo o desea algo, no dude en llamarme.
Sonrió y se fue, dejándome finalmente solo en aquella detestable habitación pintada y decorada con aquel ridículo verde.




Capítulo 3:
Descanso para planear.

Al cabo de unos minutos tomé la bandeja y comencé a comer y es importante aclarar que era la mejor comida que había comido en un lugar de aquel estilo. Y pronto acabé con todo, quedando aquel pequeño donde se encontraban las dichas pastillas. Pero sabía que no debía tomarlas y fue por eso que las pulvericé y deposité aquel blanco polvo en el salero.
Había llegado un merecido descanso y me dormí en aquella medianamente cómoda cama. Sin embargo no lograba conciliar el sueño y decidí llamar a la enfermera para entretenerme por un rato.
-       Oprimí el botón que me había dicho y se encendió una pequeña lucecilla verde, la cual brillaba intermitentemente hasta que se abrió la puerta, por la cual entró la enfermera.
-       ¿A usted oprimido el botón por accidente? ¿o necesita algo?
-       La verdad es que me sentía bastante solitario y no quiero sonar necesitado, pero después de todo lo que ha sucedido, me gustaría tener un poco de compañía, claro si no le molesta.- dije sonriendo al final.
-       No se moleste, parte de mi trabajo consta de eso. ¿Qué le gustaría hacer?-Dijo con dulce voz.
-       No mucho, ¿podría usted informarme de las últimas noticias? Y si no es mucho pedir, ¿podría darme usted los periódicos de los últimos días y una libreta con un bolígrafo?. Me gustaría saber que ha sucedido en estos días.
-       No hay ningún problema-repuso con voz apacible- deme unos cuantos minutos y le traeré todo esto. Mientras permítame llevarme la bandeja.
Tomó la bandeja y cuando se marchaba preguntó: -¿Se ha tomado usted las pastillas?
Asentí con la cabeza y se marchó, había llegado la hora de crear mi treta para poder salir de aquel lugar sin sospechas. Por lo tanto cuando recibí los periódicos viejos y la libreta, empecé a escribir en ella la historia que había narrado a los doctores para estar seguro de nunca olvidarla.
Pasaron los días y mi historia comenzaba a tener credibilidad, a tal punto que después de unas cuantas semanas me dejaron salir al jardín del hospital e ir a la sala de recreación de este. Sin embargo las noches eran largas y la única distracción que tenía era aquella enfermera.
Ella parecía ser una amable persona, pero no estaba interesado en su ser ya que sabía que sería mi siguiente cuartada y era una lastima que tuviera que morir tan hermosa mujer.
Pasaron un total de dos meses antes de que volviera a ver al hombre de traje, este llegó como si nada y me dijo que me alistara, había dejado un traje similar al de él en la mesa de la habitación y me dijo que vendría en unas dos horas. Sabía que había llegado el momento de escapar de aquella putrefacta habitación, por lo tanto me dispuse a leer mi historia nuevamente para no cometer ningún error.
Destruí página por página a medida que las leía y las memorizaba. Para no ser descubierto.



Capítulo 4:
Dos caras.

Aquel hombre llegó y me dijo que le siguiera, pasamos a través de un laberinto de pequeños corredores blancos y azules, los cuales parecían nunca acabar. Hasta que llegamos ante una enorme puerta de acero la cual pudo solamente abrir con un par de gruesas llaves que portaba colgadas a su cuello.
Al salir el gran resplandor del sol me tomó desprovisto y me dejó cegado, por lo tanto solo recuerdo haber llegado hasta un gran coche negro. Al entrar en este, pude ver con tranquilidad y vi que fuera del hombre de traje habían otros dos vestidos de la misma manera, sin contar al conductor.
Una vez ahí aquel hombre comenzó a hablar, me explicó a donde íbamos y finalmente me dijo su nombre. Uno realmente complicado de pronunciar y varias veces me corregía con gran autoridad demostrando una gran mezquites hacia mi.
El agente Björk (hombre de traje) me explicó que él y la doctora Malecón consideraban que era prudente pedir los servicios estatales de seguridad, ya que al parecer el asesino podría volver por mi.
Al llegar a la estación estatal de seguridad, vi una gran estructura horrible, hecha toda en ladrillos los cuales probablemente tenían mas de dos veces mi edad.
El ambiente era desolado y no había alma alguna que rondase por los alrededores. Salvo uno que otro guardia de seguridad.
Pasamos por la gran puerta principal la cual nos llevó a una gran entrada, donde encontramos al abogado que tanto había nombrado Björk.
Me dijo que sería fácil conseguir una casa y un coche, sin mencionar de la gran indemnización monetaria que me harían si aceptaba no ir a los medios. A todo esto accedí y me llevaron a un pequeño cubículo donde me pidieron que contase mi historia para que aquellos hombres pudiesen entender porque se pedían todas esas cosas. Lo mas probable es que dijesen que sí, así como que aquel abogado y el agente recibieran una gran comisión ya que se veían interesados en la parte monetaria.
Y fue como ocurrió todo, me dijeron que eligiese una entre tres casas y uno entre tres coches. Y mientras hacía esto, el abogado se encargaba de crear documentos nuevos y cuentas nuevas para que desapareciera definitivamente y me transformara en una persona distinta.
En todo eso solo tuve una sospecha por parte de uno de los guarda espaldas del agente, ya que no paraba de anotar aquello que decía y que sucedía, pero pronto me liberé de esto cuando me dieron dos juegos de llaves. Me sorprendí.
-Bueno, tenga usted las llaves de su coche y las de su casa, verá que esta está equipada con todo lo que necesite. Y esta es una tarjeta, la contraseña está en el adhesivo, la cantidad debería alcanzarle para lo que necesite cada mes. Iré a visitarle en un mes, para asegurarme que todo esté bien.- Finalizó dándome la mano y me dejó con uno de los guarda espaldas, el cual me dio un pequeño papel donde estaba la dirección y me llevó hasta esta en el coche que se me había entregado. Este después se fue en una patrulla que llegó cerca de 5 minutos después.
Finalmente lo había logrado, podía añadir otra victima a la lista sin ningún problema, a excepción de aquella enfermera que hacía que la mente me diera vueltas y vueltas.
Recorrí la gran casa que ahora tenía y mientras lo hacía tomé el único papel que me había quedado del hospital, pero el contenido de este, no era mas que un simple numero, el numero de mi nueva victima.





Capítulo 5:
La muerte no descansa.

Pasaron unos cuantos días desde que llegué a la lujosa casa, y en aquel tiempo no hice mas que moler mi cerebro planeando todo.
Salía de vez en cuando y miraba locaciones de mi nuevo vecindario el cual no solo era diferente a los sitios que solía frecuentar, sino que tenía algo fantástico que me dejaba sin habla cada vez que lo sentía.
Todas las casas de aquel lugar estaban vacías la mayor parte del tiempo y bien sabía que esto me convendría para mis próximas acciones.
Mi nueva victima sería mas complicada de lo que pensaba al inicio, ya que comprendí que faltaba mucho para poder extinguir con su vida. Por lo tanto decidí apresurar el lapso y hice la llamada que cambiaría todo:
-Hola¿ Se encuentra la enfermera Katyn?
-Con ella habla, ¿quién es?
 -Anda me he olvidado de su voz, y entiendo que le ha ocurrido lo mismo a usted con la mía. ¿Acaso no me recuerda?
-Oh si, señor…mmm… Michael, ¿no es así? Es usted el señor del hospital.
-Por supuesto señorita Katyn, y le llamaba para agradecerle por aquella compañía que me brindaba usted en las solitarias noches de aquel friolento y desolado hospital
-Ah, no hay de que, debo decir que también me he divertido- Repuso con una pequeña risilla al final. Sabía que me avecinaba a una nueva faceta de mi plan.
- Eso lo sé, señorita Katyn…
-Por favor, llámeme Katyn, no hacen falta cordialidades- exclamó dulcemente.
-De acuerdo Katyn, le llamaba para saber si le gustaría seguir divirtiéndose junto a mi. ¿Qué le parece si nos viéramos a la hora de la cena en estos días? Puedo ir a recogerle si lo desea.
-Me parece perfecto. ¿Cuándo sería?
-¿Le apetece mañana en la noche?
-Perfecto, le estaré esperando.
-De acuerdo, hasta mañana Katyn.
-Está bien, hasta mañana Michael.
Pese a que la conversación había sido sosa y aburrida e incluso impersonal, había mas que cometido mi propósito. Por lo tanto decidí empezar a preparar y ordenar un poco la casa.
La noche no pasaba y era algo que nunca me había sucedido, esa extraña y aborrecedora sensación de ansiedad que me llenaba el alma hasta lo mas profundo de mi ser. Me daba calambres y me hacía temblar como un muerto de frío.
Nunca antes había sucedido algo así y me preguntaba con fervor el motivo de esto. ¿Sería acaso por lo hermosa que era la señorita Katyn? Con sus preciosos e incandescentes ojos azules y sus delicadas facciones que llenaban su cara de tanta belleza que era como perder la mirada en el amplio océano. O a lo mejor era su perfecta figura que me hacía palpitar como un caballo de carreras. Pero estaba bastante seguro que no era nada de eso puesto que antes había visto ya a mujeres así, las cuales incluso había frecuentado. Sin embargo esta poseía algo diferente a todas las otras, algo que me atraía como si fuese de metal y ella un imán.
Me perdía en un mundo paralelo cada vez que estaba frente a ella y todo se tornaba natural. La vida florecía a medida que ella se movía y no podía esperar a verle, no podía esperar a sentir nuevamente su piel, sus labios y su dulce aroma.
A medida que la noche avanzó empecé finalmente a dormirme.





Capítulo 6:
La maldición.

Aunque logré conciliar algo de sueño en el transcurso de la noche, a tempranas horas de la mañana desperté de un gran susto. No podía permitir que aquella ansiedad me dañase un día tan importante, por esto recurrí unos cuantos de los calmantes que me habían dado en caso de ser necesarios.
No leí ni recordé nada de cómo tomarlos, solo recuerdo que tomé varios y todo empezó.
Aquel intenso dolor de cabeza cebero como el de la inyección en la habitación verde comenzó a mortificarme lenta y brutalmente, sentía como si la sangre se transformase en ardiente arena que reventaba poco a poco mis venas, las cuales parecían encogerse para provocar mas dolor. Peor era mi piel que ardía incesantemente como si estuviese cubierta por dicha arena. Deseaba arrancármela toda y dejar a un lado aquel insoportable dolor.
Pero era solo el comienzo, puesto que al cabo de unos cinco minutos y muchos gritos caí repentinamente al piso, no sentía mis piernas ni mis brazos; la mente se me nublaba y comencé a ver cosas.
El dolor se detuvo al momento en que empecé a ver cosas, del mismo tipo que la vez que sucedió en la habitación de aquel hospital. Pero era contrario a lo que esperaba ver. Esto no duró mucho y realmente no pude entender que pasaba en aquellas visiones y al estar realmente agotado quedé adormecido en el piso, hasta que el sueño finalmente cerró mis ojos.
A la mañana siguiente desperté adolorido y amoratado ya que había caído repetitivamente al suelo con gran fuerza mientras el dolor se había apoderado de mi.
Me dirigí al baño para observar mis heridas frente a un espejo, para poder admirarlas con mayor detalle e intentar curarlas. Al entrar al baño me pasé un trapo húmedo por la cara para terminar de despertarme, y al verme en el espejo un gran susto me llevé. No podía creer lo que veía, no era mi rostro, era el rostro de aquel hombre que había descrito ante las autoridades para salvarme de mis propios delitos.
¿Había perdido la poca cordura que aún me quedaba? Realmente no sabía ni entendía aquello que sucedía; mi temperamento subió abruptamente y decidí largarme de aquel horrible lugar. Así que tomé las frías llaves del coche y salí.
Al encender el motor del coche y darle unas cuantas revoluciones a este, comprendí que hacía falta algo, un mapa, pero no entendía para que, solo había algo que me decía que lo necesitaba urgentemente.
Me dispuse entonces a ir a por el mapa, buscando entre aquellas lujosas calles una pequeña tienda donde vendieran uno. Eso me demoró bastante, cerca de una media hora, pero al encontrarlo por fin decidí admirarlo y buscar que había tan especial en este. Fue al instante que toqué la superficie de dicho plano que mi mente me dirigió súbitamente a una dirección bastante peculiar, un parque o algo parecido el cual no entendía que tenía de especial.
-Llevaba poco tiempo al volante hasta que todo sucedió, realmente no recuerdo más.




Segunda Parte:

Capítulo 1:
Detective.

Sus palabras me dejaron atónito, aquel hombre de triste apariencia que había escuchado por mas de cuatro horas parecía decir la verdad. Sin embargo eso no resolvía mis dudas para aclarar el caso en el que se encontraba como sospechoso.
Decidí por lo tanto darle unas horas a aquella pobre alma que había sufrido ya bastante pero que me dejaba con la enorme duda ¿acaso había hecho sufrir a todas esas personas? ¿O era como pensaba yo y había otra persona detrás de todas esas tragedias? Realmente no lo sabía, pero estaba dispuesto a averiguarlo.
Le dije al ayudante que le diera una bebida calmante y que le dieran una hora de descanso y que pronto hablaría con él. Aunque sabía que no lo haría.
Muchos encontrarán esto poco comprensible, pero verán, al transcribir todo aquello que dice el sospechoso me es mas fácil encontrar peculiaridades o anomalías en sus cuartadas, y era aquello que hacía.
Este curioso hombre no sabía ni su nombre verdadero, tenía en la mente un nombre que no tenía nada que ver con sus papeles verdaderos, ni siquiera era un nombre que hubiese estado en su familia o el de algún personaje importante.
Al parecer un día decidió asesinar a 100 personas y estrellarse en su coche contra una patrulla de la policía local, ahora me dejaba tantas dudas que mi cerebro estaba a punto de estallar.
Cada asesinato había sido cometido de la misma manera y todas las victimas tenían las mismas características : mujeres todas excepto por un hombre, pero todas las victimas, incluyendo a este ultimo tenían algo en común, todos habían estado en un mismo lugar en el transcurso de sus vidas.
Todos habían frecuentado dos lugares en común, la cabaña “Montaña verde”, a las afueras de la ciudad con esa hermosa vista periférica exterior a las murallas y la pequeña tienda que se encontraba a diez minutos de la cabaña, la tienda Mraoo.
Le pedí a mi secretaria que recopilara todos los datos del caso en una pequeña caja y que los dejara en el escritorio de mi oficina mientras le hacía unas últimas preguntas al sospechoso, el cual parecía tan calmado como un cocodrilo acorralado ante feroces cazadores dispuestos a todo para obtener la hermosa piel del sensible animal.
Al llegar y sentarme frente a el, pude ver el brillo de sus ojos, como si fuera una alerta, a lo mejor realmente no era el culpable de todo aquello que sucedía o a lo mejor si lo era. Pero ¿podía acaso confiar en mi instinto después de aquel caso? Era algo que no podía permitirme una vez mas.
-¿Podría decirme usted que pasó cuando vio a la enfermera?.- Dije.
-Señor, no tengo recuerdo alguno de esa noche.- Dijo en voz fría y quebradiza llena de dolor y agonía.
-Bien, descanse, mañana será un día largo.
Me fui apenas dije esto y salí por la gruesa puerta que separaba la sala de interrogatorios con la sala de observación y me dirigí a prisa a mi oficina para leer aquello que habían encontrado en la casa de este sujeto.
Al examinar la evidencia noté que habían unas hojas escritas con gran vivacidad por la constante variación de la caligrafía. Eran unos papeles escritos por lado y lado, empecé a leerlos con atención:
Ella estaba ahí, parada en el balcón
Mirando al horizonte,
Sus ojos se perdían al igual que la luz del lugar
Y su sonrisa se desvanecía de la misma manera
Sus manos rozaban el borde de la barandilla suavemente
Podía notar como respiraba
Estaba agitada
Las lagrimas descendían como las gotas que,
Descienden de un cubo de hielo que
Lentamente se derrite
Sus labios estaban pálidos al igual
Que su piel, fríos suaves
Parecían de cristal
Su corazón retumbaba como
Una gran estampida
Su delineada figura resaltaba en el firmamento
Me partía el alma verla así
Aquella que una vez había sido tan vivaz como
El mismo sol
Y tan dulce como el néctar de las violetas
Fresca como la primavera y fuerte como el invierno
Pero se había secado
Se había marchitado
Y ya su fuego se extinguía
Deseaba poder escucharla una vez mas,
Mas sabía que no podría
Sintió mi presencia y giró hacia mi
No podía parar de ver sus ojos
Tan esplendidos como la misma luz de la luna que se reflejaba en su ondeante cabello
Una fuerte briza pasó por ella y ella inmóvil
Fijaba sus ojos en mi al igual que yo en ella
No podía parar de sufrir
Pero tampoco podía parar de verla
Sabía que había llegado al final de aquello
Y aquello era mi vida
Y fue así como la vi convertirse en polvo y volar entre los cielos
Y al observar acto tan doloroso, sentí como mi corazón ardió como mil soles
Observé mi mano y vi como esta se secaba hasta que
Se prendió en llamas al igual que el resto de mi
Para poder volar junto a ella
Pero en aquel instante la vi otra vez,
De una manera distinta
Única, perfecta, pura
La podía ver donde quisiera
Pero era muy tarde y seguía incinerándome
La lluvia llegó pero parecía solo aumentar las llamas
El dolor era menor que el verla desaparecer y aparecer
Sabía que había llegado al borde de la razón
Y que ahora solo necesitaba despertar
Y logré hacerlo solo hasta que las llamas finalmente llegaron a mi mente
Y cerré los ojos
Después de largo viaje a través de las tierras de aquellos que en el verde azul viven
Pude abrir con seguridad los ojos y despertar
Y fue allí donde la vi
Tal y como la primera vez
Era algo mágico
Era perfecto
Finalmente había llegado a aquel lugar
Donde la luna se torna oscura
Y los campos soplan
Y donde mas importante,
Se encontraba ella…

Las palabras de este hombre me retorcían el corazón ya que realmente podía sentir el amor y el dolor de este sujeto por la dama que describía, realmente sentía la agonía de su alma y la caligrafía lo complementaba todo.
Cada letra parecía estar escrita con su propia sangre, con su propio ser, este tipo era realmente un artista de la palabra, pero lo que me preocupaba realmente era el significado de estas palabras.
Temía que fuera algún tipo de represaría mental o que sufriera tanto que realmente él fuera el asesino y que el cometer aquellos atroces crímenes fuese una liberación espiritual. Y si así era, era algo que iba mas allá de mi comprensión.
El cielo se oscurecía por las grises nubes y el sol ya se esfumaba, por lo tanto era tiempo de poner todo en la caja y llevarla a mi casa para examinarla con mayor tranquilidad y precisión.



CREATOR: gd-jpeg v1.0 (using IJG JPEG v62), quality = 85


Capítulo 2:
El significado.

En el camino a casa no podía parar de pensar en un pasaje en aquellas hojas: <<En mi mente, estaban aquellas palabras, aquellas que me imagine de muchas maneras, aquellas imaginaciones no eran mas que falsedades que mi mente me jugaba. Cansado de aquellas jugarretas decidí adentrarme en mi mente, aquella tierra extraña y jamás explorada por alguien como yo. Se supondría que la conocía mas no era así, ya que al llegar, vi que no era como me lo imaginaba.>>.
Realmente me ponía a girar la cabeza como las ruedas de mi automóvil, era como si sus palabras fueran metáforas para la locura o para cada asesinato cometido por él.
Pero fue solo cuando llegué a casa que pude notar que nada de lo que estaba escrito por él desde una fecha correspondía a lo que decía en el interrogatorio. Con el paso de la noche en mi solitario estudio pude comprender que este sujeto no era el verdadero asesino. Ya que en sus escritos se encontraba la verdad de este sujeto, un sujeto realmente extraño pero no un asesino.
Esto se aclaró finalmente cuando al día siguiente, después de una ardua noche de extensiva lectura, leí uno de los escritos al sujeto, el cual reaccionó como me lo esperaba, demostrándome la falsedad de sus testimonios que tanto me temían.
Pocos lo entendían, pero aunque hubiese declarado el ser un asesino o algo así no quería decir que realmente lo fuese.
Al entrar saqué el papel de mi bolsillo bruscamente y leí con autoritaria voz :
En aquella noche comprendí lo que nunca había entendido, aquello que iba mas allá del alcance de mi mente… Pero que ahora lo está y todo gracias a ella.
Sus ojos no eran azules como recordaba, castaños si eran, profundos y hondos, como la sensación que da el mirar el fondo del basto océano. Tu pelo liso y brillante, tampoco era como pensaba que era. ¿Era todo un delirio? ¿O simplemente estaba frente a la expresión total de la belleza que se canalizaba en una sola criatura en el momento mas mágico que la frágil vida de un hombre puede presenciar?
Era ella, lo único que podía traer a tan despreciable criatura capturada por la sociedad y diseñada para destruir hasta el punto mas alto y transformarlo en felicidad absoluta.

A cada palabra aquel hombre se empalidecía y al finalizar cayó al suelo, los paramédicos llegaron al instante y lo trasladaron a la misma sede hospitalaria donde ya había sido internado.
Al llegar a su habitación la doctora, la cual casualmente era la misma de la primera vez, me dijo que habían encontrado algo extraño en una radiografía craneal, una aparente fisura que podía ser solo causada por un agente externo.
Con cada palabra de la doctora, me imaginaba mas cosas, cosas locas e imposibles, que podrían no serlo. El punto es que al finalizar la platica con esta comprendí algo que no había visto en los textos, o en sus facciones al leer aquel fragmento o en las extrañas cosas que decía incesantemente.
Lo había descubierto finalmente y debía actuar.

CREATOR: gd-jpeg v1.0 (using IJG JPEG v62), quality = 85


Capítulo 3:
Calma después de la tormenta.

Sentí como si un brazo me tomase del fondo de un lago y me trajese a la superficie, para tomar una amplia bocanada de pura revelación.
Este caso no era nuevo y de hecho esto era lo que resolvería no solo uno sino tres casos en total. Había sido ya bastante pero no lo suficiente para vencerme.
Había sucedido hace dos años, dos años exactos y había causado 300 muertes, entre ellas, la de Mía.
Ahora que lo comprendía fui directo con el departamento de seguridad nacional y dije en voz alta apenas llegué:
-¡He encontrado a Lodi Fice!-repuse.
-¡¿Pero que has dicho?!- Respondieron varios con grandes caras de asombro, la misma que ponía un pequeño en navidad a la hora de abrir sus regalos.
-Así es, y necesito que llamen al agente Björk urgentemente.
De inmediato lo llamaron y mientras esperaba varios me preguntaban ansiosamente, pero a ninguna pregunta respondí.
A medida que pasaban los segundos esperando en aquella sudorosa y mal oliente habitación llena de curiosos, recordaba mas detalladamente los sucesos de los otros dos casos.
Llegó finalmente y se postró ante mi, con su pedante actitud, superba y desagradable, llena de rencor y desdén. Su fría mirada, petrificante como la de un monstruo intentaba derrumbarme. Sus facciones estaban mas secas y pronunciadas que nunca, como si fuese una dura estatua del agente. Se podía apreciar algo que nunca había tenido este, pese a su sombría apariencia, que en años anteriores había tenido una carencia de alma, finalmente pude ver a través de esa cruda armadura. Podía sentir el temor correr por sus venas, lentamente, como si fuese un negro y espeso veneno que se colaba por su sistema, asfixiándolo y retrasando su agilidad mental. Podía notar como su corazón latía velozmente por el temor, un temor que lo tenía tan adolorido que cada segundo que pasaba era como una daga atravesando su depravado ser. Podía oler aquel amargo y penetrante aroma de la traición y la ira que emanaba su alma, tan fuerte y concentrado como para distribuirse en 300 almas inocentes.
Al cabo de unos cuantos segundos sus labios se movieron y salieron unas cuantas palabras:
-¿Cómo me ha descubierto?- dijo
Realmente me sorprendió su respuesta, era algo que seguramente no me esperaba.
-Fue simple, usted es único asesino que olvida que los guantes continúan a tener las huellas dactilares por mas que se las pongan otro par de manos. El poner las manos de aquel pobre caballero no borro las suyas, y pude finalmente encontrar la relación lógica que lo ataba a los asesinatos.
Usted no tenía nada en contra de esas personas, fue aquello que le sucedió en aquellos lugares, deseaba acabar con todos aquellos que habían visitado esos lugares a su misma edad. Pero me pregunto, ¿Porqué?- Dije con un tono despectivo.
-Verá, puede que me halla encontrado, como el asesino de esas personas, pero está incorrecto en algo.
-¿Y qué sería eso?-Repuse con inmediatez e intriga.
-No he cometido trescientos homicidios como cree usted, he dejado uno al final. Uno que ustedes daban por muerto.
-¿Y quién sería este?
-¡Usted!
Y al momento de decir esto sentí como aquel puñal, frío como el hielo y cálido como el mismísimo sol, me atravesaba como si de mantequilla fuese. Sentí como la vida se me escapaba poco a poco. Como la visión se nublaba y como me adormecía. Sin embargo mientras caía al piso por obra de mi ignorancia al no prevenir un posible ataque, sentí las explosiones de balas a mis alrededores, y como estas impactaban ferozmente en el cuerpo del asesino.
Gritaba con una enorme sonrisa mientras su sangre se derramaba por todos lados, al igual que la mía.
Ambos caímos al piso de la misma manera que los costales caen al piso, in animados, fríos y sin vida.
Pronto sentí que levantaban mi desangrado cuerpo, pero dejé de ver y sentir, para sorprenderme al despertarme en aquel lugar, que de tanto desagrado había sido para la pobre victima.
Al despertar lo primero que vi, fuera del lugar en el que me encontraba, fue el rostro de Mía, aquella que me había sido arrebatada por las cureles manos de aquel despiadado agente, que solo la muerte merecía. Pero la dulce alusinación no duró mucho puesto que desvaneció después de que entrara el jefe de la policía.
-Señor - dije - ¿que ha sucedido con el agente Björk?
-No se preocupe por eso, en sus últimas palabras nos ha dicho porqué lo ha hecho, y descuide, yo mismo hablaré con las familias que sufrieron esas terribles perdidas a causa de esa malvada criatura.- Repuso con tranquilidad.
-De acuerdo señor pero, ¿que han dicho los médicos de mí?
-No creen que pueda sobrevivir, el arma ha atravesado distintos órganos y no creen poder hacer algo para salvarle a largo plazo.
-Verá eso no me importa, lo que realmente me importa es acabar una carta, una carta para ya sabe quien. Y es de vital importancia que me dé un esfero y un papel, ya le diré que hacer con lo que escriba.
Había llegado el momento de partir de tan enfermizo mundo, uno en el cual había sido un jugador para la justicia. Finamente había acabado mi labor y podría dejar de intentar comprender el mas grande misterio que el hombre ha conocido, su mente.



















FIN


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Translate