Sabia que en mi mente podías decir que si, o entre mis letras ser mía. Pero en el mundo, crudo y vivo, tu y yo nunca seriamos mas que dos almas perdidas cada una dirigiéndose por un camino distinto.
La verdad era tan clara como el hielo, y tan fría como el mismo. Y yo, solo intentaba llenarla de sustancias turbias y calientes, pensando que eso seria suficiente. Pero ese hielo nunca cambiaría. Tu nunca cambiarías.
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