Imaginaba tus pálidos dedos de luna entre mis manos, calentándolos con mis enfermizas manos quemadas por el tiempo.
Te quería en mi hombro, para surcar los mares de hebras negras que tienes por cabellos.
Deseaba que mis labios abrazasen los tuyos y que nuestras lenguas danzasen un lindo tango.
Decantaba bellos versos en el temblor de mi voz, solo para vos. Pensando en las oscuras y pequeñas estrellas que reposan en el manto de tu piel.
Recordaba con bizarro placer tu rústico y bohemio andar, armoniosamente abismal. Y entre tanto pensar, comprendí como naufragaba en pensamientos amorosos. Un hermoso vaivén de imágenes tuyas y mías. Un indelicado sentimiento deseoso de ti, de tus pecados, de tus sublimes actos.
De ti, de ti y de ti. Ahora mi Sol solo va a dormir a tu alrededor; mi Luna solo despierta cuando tú estas. Ahora eres tú, mañana serás tú y yo y luego finalmente seremos, nosotros.
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