viernes, 8 de enero de 2016

Mínima


Sus ojos brillaron como la última vez que le vi. Sus labios se torcieron formando quizás la sonrisa mas cercana a ser miel.
Su pálida piel se sonrojó bajo aquel infernal Sol.
Aquel mínimo ser se acercó a mi con pasos arrítmicos marcados por la exhalación del momento.
Me abrazó como solía hacerlo, sin embargo, no tuve que abrir mis brazos esta vez; la escena me había abierto el corazón.
Y todo fue alegría hasta escucharla reír, puesto que dicha música despertó la mas grande nostalgia.

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