Que no se nos acabe la noche
¡Que no se acabe la noche!
Se burló con desdén,
Mientras yo sentado en el andén
Me quedé meditabundo.
Sus ojos se posaban sobre mi,
Su sonrisa se pavoneaba de un lado al otro,
Mientras yo me quedaba sentado,
Tantas dudas me dejaban nauseabundo.
Que momento mas inmundo,
Era todo aquel en el que la duda crecía como una pequeña grieta en el pavimento cedido.
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