lunes, 29 de abril de 2024

Somos el recordatorio, de una vida que aún existe. Y existe.

 - Hola, ¿sabes que me resultas familiar ?


- Por alguna razón siento que te conozco de toda la vida, pero, no logro entender de dónde.  

Quienes somos ? 


- Hace unos meses nos presentaron, estábamos con tu esposa, alguien más nos presentó. 

Cómo llegaste a mi vida ? yo amo a mi esposa.


- Lo sé, aún así él decidió presentarnos ( mira hacia atrás y señala con la mano una foto de un/a Dr/a de espaldas). Era al fin y al cabo, necesario. Llevabas meses buscándome aunque no lo creas, quizás hasta años, nunca lo sabremos realmente.


- Porque a mí ? No entiendo, que no ves que llevo, más de quin, más de veint, bueno, llevo más de muchos años amándola. Y ella a mí. Tengo una familia, no quiero separarme de ellos por alguien que ni me va ni me viene con el debido respeto.


- Eso no lo decides tú cariño. Aunque me temo que tampoco yo. 


- Cuánto tiempo tendremos juntos ? Ya quiero volver a casa junto a Ella, y a las niñas. Hasta cuando estaremos juntos ? Ya casi es su cumpleaños, vamos a celebrar en la playa. Allí le pedí matrimonio, hasta tengo la canción, será toda una ocasión, llena de pasión. Necesito volver a casa pronto. Hasta cuando estaremos juntos ?


- Probablemente hasta que ya no me recuerdes, como cualquier pareja que llega para luego marcharse. 

Así, 

así como sus nombres. 



- Disculpe señorita, su mirada me resulta familiar. Siento que le he visto en alguna parte, podría usted indicarme, ¿Quiénes somos ? 


- No se preocupe.

Sí.

Tiene toda la razón, ya nos conocemos, quizás tomo algo y no lo recuerde, pero, vivimos juntos desde hace ya años. 


- ¿ Años ? Yo creería que me acordaría de mi esposa. 


- Lo lamento mucho amor, pero, yo no soy tu esposa. A ella la dejaste en casa con tus hijas, antes de venirte conmigo para este lindo retiro. 

¿Recuerdas ? Fue justo después de la última visita en la oficina de mi padre, el Dr Alz. ¿Lo olvidaste ? 


- Si no eres mi esposa, y tampoco la madre de mis hijos, podrías explicarme porqué decidí aparentemente marcharme por ti ? No entiendo qué puedo ganar yo contigo, si con La, si con Sof, Si con, Nat, no entiendo qué puedo ganar yo contigo, si con ella era tan feliz. 


- Eso crees ? ¿Recuerdas ser feliz ? 


- ¡No intentes confundirme ! ¡Sé honesta de una buena vez por todas ! Necesito saber que me hiciste ! ¡¿Qué gano contigo?!


- Paz


- ¿Paz? 


- Oyes algún niño llorar ? O escuchas a alguien mencionarte lo atrasado que estás con la hipoteca de la casa ? ¿O a alguien quejarse de que olvidaste un cumpleaños? Ya no tienes que preocuparte del curso del ACLS para la clínica, ni de ir a una entrega de notas. Solo tienes que estar acá conmigo, descansando. 


- Pero no estaba cansado! Dime cómo vuelvo con Helena. Eres una maldición! 


- Sigo sin entender que me has hecho! Un día soplaba burbujas con mis hijas mientras Helena traía la sangría, y al otro, estoy aquí contigo, donde todo huele mal, donde todo hace mal. Mira esta basura de comida. Esta passsss, esta pizzzz., esta horrible cosa gris que llamas comida, nadie se lo puede comer. 

Por favor, dime que tengo que no entiendo. 


- Me tienes a mi, Alzheimer.


- Eso no es una enfermedad ? 


- También puede ser la cura a tus pocas ganas de celebrar los cumpleaños de tus hijas con sus amigas en el zoológico. No todo es malo cariño. 


- ¿Me voy a curar ? Algún día te marcharás ? 


- Amor, temo que me marcharé cuando el último suspiro de tu pecho se esfume. 

 

- Como vamos a vivir con los demás ? 


- Los demás no van a acompañarnos, pero no te preocupes. Poco a poco los irás olvidando. 

Disculpe, sabe dónde estamos ? Estuvimos de fiesta o algo? Lo lamento mucho, pero, no entiendo mucho de nada. 

Estamos en el retiro, a las afueras de la ciudad. 


- No entiendo porque usted me conoce, y yo no sé quién es usted, podría explicarme, ¿quiénes somos ? 


- Amor, te pido no me tengas rencor. 

Laura, Natalia y Valentina saben lo nuestro. Ellas lo entienden. Saben que no fue culpa tuya, mucho menos de ellas o inclusive mía. 

Cuando nos conocimos tenías una enorme pizarra, con todos los recuerdos que por tus ojos pasaron dibujados. Pájaros, flores, anécdotas y hasta dolores plantaste hasta el más mínimo detalle. 

Las fechas de sus cumpleaños, de tu aniversario y hasta de cuando murió el gato anotaste. Todo aquello que alguna vez pensaste. 

Por cincuenta y cuatro años anostaste todo lo que pudiste. Nunca te detuviste, hasta el 3 de octubre, ahí es cuando tu vida me descubre. 

Tendrás que entender que una invitación recibí, hace 54 años para verme contigo. Tengo que admitirte que yo estaba nerviosa. No quería ser odiosa la primera vez. Recuerdo que me tomaste de la mano y me enseñaste a dibujar en tu pizarra, tu nueva amiga. 

Pero quizás ya lo olvidaste, pues con estas manos que llamaste aterciopeladas, fui borrando todo lo que escribiste. Incluso lo que escribí yo. 

Intenté escribir todo nuevamente, pero eran tus memorias y no las mías. 

No quería decírtelo así, pero sé perfectamente que somos. 

Somos el recuerdo de una vida pasada, que se esfuma como la bruma vespertina. Pero también somos el recordatorio, de una vida que aún existe.

Y existe.


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