Voy caminando por los vacíos corredores de los edificios, y tomo de la
mano el cálido aire de verano para recordar la tibia calidez de tus
manos, y dicen que estoy loco.
Me lanzo a lo profundo de los lagos, y
me sumerjo en aguas frías y densas, de la misma forma que solía hacer
cuando me abalanzaba en tus piernas, y dicen que estoy loco.
Corro
por campos de amapolas y rosas, caminó vagamente por senderos
recubiertos de distintas flores, para respirarte una vez más, y dicen
que estoy loco.
Y mi mente se torna tormentosa con cada estrella que
veo, con cada suspirar que escucho, con cada rayo de sol que toca mi
piel como solían hacerlo tus pequeñas manos. Y me pongo loco al sentir
el eterno silencio de la soledad.
Y dicen que estoy loco, porque no
te amo pero te extraño, y dicen que estoy loco porque te pienso pero no
te busco, dicen que estoy loco porque pierdo mi tiempo hablando de como
te fuiste como una veleta en medio de un tifón. Y dicen que estoy loco
porque ven mi mirar perdido en el resplandor de una luna que ya no se
siente. Y dices que estoy loco porque tu estas sana. Y me dicen loco por
pensar lo contrario, y me sofocan mis palabras, y mis manos estrangulan
la pluma, y los recuerdos ahogan mi mente y me pierdo en un pasado que
no regresa y nazco en un futuro incierto. Y dicen que estoy loco porque
te escribo versos de amor en el frío airé de la noche con el humo de mis
cigarros pero no te los soplo con mi solitario aliento. Y me dicen loco
porque aclamo lo que pasa por mi mente como sí no existiese mañana
alguno. Y me muero, y se muere poco a poco una parte de mi en tu
ausencia y te mueres en mis recuerdos y no revivimos como no reviven las
palabras que antes nos gritábamos en nuestras bocas. Y dicen que estoy
loco.
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